Revista RIIED. ISSN: e2789-3499. ISSN: 2790-2021. Nro. 7 (2023) págs.[1-11] https://www.riied.org

Potencialidades de la obra de José Martí para contribuir a la educación de la identidad nacional
Potentialities of José Martís work to contribute to the education of national identity
Potencialidades da obra de José Martí para contribuir para a educação da identidade nacional

 

 

Artículo de revisión teórica
Recibido: 27/07/2023    Revisado: 19/08/2023    Aceptado: 23/10/2023

 

Danay Pérez González
Escuela Militar “Camilo Cienfuegos”. Matanzas. Cuba.
https://orcid.org/0000-0003-3552-7278
danayperez9014@gmail.com

 

¿Cómo citar el artículo?

Pérez-González, D. (2023). Potencialidades de la obra de José Martí para contribuir a la educación de la identidad nacional. RIIED, número 7, 1-11.

 

 

Resumen
El tema de la identidad nacional es de sumo interés para diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales. La obra de José Martí Pérez tiene un alcance cultural y teórico de significación para los estudios culturales, filosóficos, educativos, literarios y de otras temáticas. Este artículo se propone como objetivo: valorar las potencialidades de la obra de José Martí para contribuir a la educación de la identidad nacional. Se aplica la revisión bibliográfica, en primer lugar, a la obra de José Martí, y, en segundo lugar, a formulaciones de interés teórico-metodológico para la comprensión de la problemática de la identidad. Se sostiene que el legado contenido en la multifacética obra del Apóstol constituye, por su universalidad, humanismo y trascendencia, uno de los componentes y fundamentos esenciales de la identidad nacional.
Palabras clave: José Martí, educación, identidad nacional.

 

Abstract
This article aims to assess the potential of José Martí ′s work to contribute to the education of national identity. Methods of a qualitative nature are applied in a balanced way. In the aspects that will be addressed, their objectivity, concatenation and interrelation will be taken into account. This result has the proven potential to contribute to sustainably transform the evaluations made of the work of José Martí, since the legacy contained in the multifaceted work of the Apostle constitutes, due to its universality and transcendence, one of the essential components and foundations of the ideology of the Cuban Revolution, which is marxist-leninist, martian and fidelist.
Keywords: potentialities, Jose Marti, education, identity.

 

Resumo
Este artigo tem como objetivo avaliar o potencial da obra de José Martí para contribuir para a educação da identidade nacional. Métodos de natureza qualitativa são aplicados de forma equilibrada. Na análise de cada um dos aspectos que serão abordados será levada em consideração sua objetividade, concatenação e inter-relação. Este resultado tem potencial comprovado para contribuir para transformar de forma sustentável as avalições feitas sobre o trabalho de José Martí, pois o legado contido na obra multifacetada do Apóstolo constitui, pela sua universalidade e transcendência, um dos componentes e fundamentos essencias da ideologia da Revolução Cubana, que é marxista-leninista, martiana e fidelista.
Palavras chave: potencialidades, José Martí, educação, identidade.

 

Introducción

La concepción de la educación en la obra del cubano José Martí Pérez (1853-1895), evidencia la significación que le atribuye al conocimiento y al sentimiento sobre lo propio. Escribano (2006), señala como una de las líneas directrices que se evidencian en la obra del Apóstol la educación desde y para la identidad. El propio autor, Escribano (2016), subraya que “José Martí es el principal referente de la cultura cubana.”

La atención a problemáticas de la identidad, de la cultura y de los valores se halla en el pensamiento de José Martí. Su labor creadora concebida en diversos contextos culturales de la segunda mitad del siglo XIX, que va desde la Cuba colonial, hasta España, así como México, Guatemala y Venezuela, e incluye una estancia por casi 15 años en Estados Unidos, todo esto le proporcionó las vivencias necesarias, así como las condiciones para el estudio de los factores influyentes en el tema de la identidad. En su obra se refirió al desarraigo, a la adopción de modas francesas y estadounidenses como factores lesivos a la identidad de los pueblos de América. En varios de sus trabajos escritos en su estancia venezolana de 1881 y especialmente en su ensayo crítico “Nuestra América” (Martí, t.VI, 1963) existe una posición argumentada -multidisciplinarmente a la luz de la ciencia actual- sobre la imitación y la falta de estudio de los factores naturales y propios de estas naciones para sustentar la educación de la identidad.

El estudio de la literatura, el arte, la historia, la geografía y otras disciplinas docentes son fuente inspiradora e influencias coherentes para educar la identidad nacional. El programa de Literatura de onceno grado con el estudio de los discursos de José Martí, así como, una muestra excepcional de sus versos, se puede afirmar que contribuyen a crear en los estudiantes una concepción humanista y la apropiación de valores como el humanismo que en todo caso se entrecruzan con el interés y el contenido de la identidad nacional.

En este artículo se identifica a la identidad como una categoría de interés para varias ciencias y campos disciplinares.

La obra de José Martí puede contribuir a la educación de la identidad nacional en la personalidad de los estudiantes en la medida que revela una visión integral de la cultura como parte de los contenidos de literatura nacional. Dicha obra es núcleo interdisciplinario, porque, constituye una de las personalidades de la cultura nacional y latinoamericana en que se revela la configuración y la complejidad que implica el proceso identitario.

El estudio de la obra de José Martí, honra y enaltece lo nacional, en este sentido, constituye una obligación y una necesidad de todo cubano comprender con profundidad su concepción arraigada en lo local, lo nacional y lo latinoamericano, lo que le confiere un alcance universal. En tal sentido se revela como una fuente de conocimiento cuya utilización es indispensable en la enseñanza-aprendizaje, de las disciplinas y asignaturas de perfil humanístico y de todas las disciplinas y asignaturas que se cursan en el Sistema Nacional de Educación cubano.

Desarrollo

La identidad nacional es una categoría. Es una categoría para varias ciencias, en primer lugar, para la filosofía, que considera que el término identidad proviene del latín identitas, derivado de idem, lo mismo.

La Enciclopedia Herder de Filosofía (2023), destaca que los primeros problemas filosóficos sobre la identidad fueron formulados por los filósofos presocráticos que plantearon la cuestión de la realidad del cambio en la naturaleza: un mundo que cambia no es comprensible sino desde la permanencia de algo que no cambia. A esta problemática se refirieron Parménides y Platón. Este último inicia la comprensión, tanto del cambio como de la relación de la identidad, como una presencia simultánea de “lo mismo y lo otro”. Aristóteles incorpora el debate entre la materia y forma y, acto y potencia, son otras tantas maneras de explicar la combinación de lo idéntico con lo diferente.

Según sostiene la Enciclopedia Herder de Filosofía (2023), más tarde, la cuestión se traslada a la identidad y a la diversidad de los conceptos del pensamiento, o a la cuestión de lo uno y lo múltiple, o de lo universal y lo particular, tanto en el terreno epistemológico como en el ontológico. De acuerdo a esta propia fuente, la aparición del idealismo alemán representa la versión más desarrollada y acentuada de la filosofía de la identidad, extendiendo el problema a toda la realidad, unificando naturaleza y espíritu, conciencia y objeto; la verdadera identidad es, en Hegel, la identidad de lo idéntico con lo no idéntico (lo mediado). La crítica marxista al idealismo -que la identidad domina sobre la diferencia- puso de relieve que la excesiva importancia dada a la identidad resulta siempre en detrimento de la diferencia, o de lo negativo o de lo contradictorio, que viene a ser la realidad concreta, convirtiéndose en una manera falsa de interpretarla.

La filosofía marxista-leninista contribuye a la comprensión del problema de la identidad nacional, como categoría filosófico-cultural; resultado de la actividad humana que afirma y reafirma el ser en el contexto social de la cultura, entendida en su carácter de proceso y existencia objetiva (Pupo, 2006).

Existe una concepción simbólica de la cultura que destaca el uso de símbolos como un rasgo distintivo de la vida humana: los seres humanos crean e intercambian expresiones significativas (es decir, con sentido) no sólo mediante el lenguaje, sino que también a través de objetos materiales, obras de arte y acciones a los que dotan de sentido.

Las primeras referencias del término “identidad” en el campo de las Ciencias Sociales se remiten a los estudios del psicoanalista austriaco Erickson (1977), quien se centró en la “crisis” de los adolescentes, sus conflictos y las formas de enfrentarlos; este autor entiende la identidad, como “un sentimiento de mismidad y continuidad que experimenta un individuo en cuanto tal” (p. 586).

Un aporte teórico en la comprensión de esta categoría la brinda Tajfel (1981), que la define como “aquella parte del auto-concepto de un individuo que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto con el significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia”. (p. 292). El sentimiento de pertenencia al grupo se desarrolla en la medida que el individuo se involucra y forma parte de él; es importante que se sienta protagonista, de esta forma, se establece una simbiosis entre la identidad personal y la construcción de la identidad colectiva. Este autor, asume que la identidad individual está conformada por su identidad social, en relación a ello escribió: “el conocimiento que posee un individuo de que pertenece a determinados grupos sociales junto a la significación emocional y de valor que tiene para él/ella dicha pertenencia” (1981, p. 255).

Es necesario tomar en cuenta lo que señala Escalona (2011), quien la entiende como “lo que somos, como lo que creemos que somos”(p. 4). Con ello enfatiza en la dimensión subjetiva, la percepción del sujeto de la historia y de su participación en la historia. La participación es un componente fundamental en la construcción de la identidad y que el sujeto se sienta parte de la misma.

Los autores Calvas & Espinoza (2017), señalan que la identidad es un fenómeno que expresa la interrelación entre el sujeto y la sociedad en un período y contexto dado crean las condiciones necesarias para la formación, fomento y desarrollo de la identidad individual y colectiva en estrecha interconexión con la identidad nacional que caracteriza a los miembros de un país; proceso en el cual, las actuales generaciones construyen y a la vez se apropian de los valores que sedimentan las relaciones históricas concretas que los representan. Cuando se habla de identidad nacional, la búsqueda de la identidad individual inevitablemente se convierte en colectiva.

La construcción de la identidad nacional, implica necesariamente la relación con otras sociedades y culturas. Las identidades se expresan en términos de experiencias y relaciones y que solo a través de los contrastes y diferencias, es posible reconocer características identitarias. Hall & Du Gay (2011) destacan el hecho de que las identidades no se unifican. Se expresan en la diferencia y en un proceso inacabado o de construcción permanente. Por su parte, Vitier (1996), la asume como un espiral de desarrollo. No debe ser asumida asociada solo a un pasado histórico.

En este artículo se asume la identidad como categoría relacional que sitúa en un contexto espacio-temporal la dialéctica de lo individual, lo grupal o colectivo a diferentes niveles de expresión, también se aprecia como manifestación de diferenciación con los otros. “La identidad es más que nada un concepto relacional que se gesta en las prácticas intersubjetivas entre los individuos y la sociedad” (De la Torre, 2003, p. 83).
Los autores Guamán-Gómez et al. (2020), aportan un enfoque que se asume en esta investigación, ya que resaltan el hecho de que la identidad nacional es un fenómeno vivo, en constante movimiento y enriquecimiento, que se expresa:

en el grado de pertenencia a las instituciones y sentido por los ciudadanos, que dan valor y significado a los componentes sociales, políticos, económicos y culturales de un sistema nacional; así como el afecto solidario que se expresa hacia el pasado y el presente de su nación. Está caracterizada por compartir una lengua, un proyecto social, un pasado histórico y el origen” (p. 498).

Estos autores subrayan que es la escuela un espacio propicio para la construcción y enriquecimiento de la identidad nacional, pues en el proceso de enseñanza-aprendizaje el estudiante queda condicionado por la historia de su localidad y de su país, de sus próceres, de la poesía, de la naturaleza y demás factores configuradores del ser.

En este orden, la educación de la identidad nacional, se define como la acción y el resultado de la configuración de la personalidad que evidencia el conocimiento y el sentimiento de afirmación de su pertenencia a un grupo social. Implica participación e interacción con otros en proyectos de significación colectiva que implica una simbiosis entre la identidad personal y la identidad colectiva en permanente construcción y desarrollo.

Se le debe a José Martí la precisión: “La cultura, por la que el talento brilla, tampoco es nuestra por entero, ni podemos disponer de ella para nuestro bien, sino es principalmente de nuestra patria, que nos la dio, y de la humanidad, a quien heredamos" (Martí, 1963, t. XII, p. 43-44).

José Martí aporta una visión integral, compleja y dinámica de la cultura en su naturaleza, su expresión social y su desarrollo. Asumió como algo esencial el arraigo popular y el compromiso con su tiempo y con su pueblo.

Uno de los signos más claros del aporte de José Martí a la fragua de la identidad nacional se localiza en su concepción sobre la lengua española y al uso que hizo de ella, siempre original y “de brazo de la historia”. Resulta trascendente sus apuntes en “El carácter de la Revista Venezolana”, donde escribió: “Es fuerza meditar para crecer: y conocer la tierra en que hemos de sembrar. Es fuerza convidar a las letras a que vengan a andar la vía patriótica, de brazo de la historia” (t. VII, p.209-210).

El entendimiento que aporta José Martí sobre el desarrollo del lenguaje contribuye a su enriquecimiento y, a percibirlo como un organismo vivo, en constante cambio y ajuste permanente a las condiciones de la época y la cultura. Sobre ese particular, señaló:
Está además cada época en el lenguaje que ella hablaba como en los hechos que en ella acontecieron, y ni debe poner mano en una época quien no la conozca como cosa propia, ni conociéndola de esta manera es dable esquivar el encanto y unidad artística que lleva a decir las cosas en el que fue su natural lenguaje. (t. VII, p. 211)

Más adelante anotó: “Con las zonas se cambia de atmósfera, y con los asuntos de lenguaje. Que la sencillez sea condición recomendable, no quiere decir que se excluya del traje un elegante adorno”. (t. VII, p. 212)
La comprensión de la obra martiana, implica profundizar para encontrar su fidelidad a las disímiles exigencias de su labor histórica, para comprobar que fue esencialmente un revolucionario en todos los órdenes y en la expresión del término. De acuerdo a esta plataforma teórica debe ajustarse el entendimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje relacionado con el estímulo a buenas formas y buenas prácticas relacionadas con la lengua. Esto también incluye el estímulo a la lectura y a la comprensión de los textos que son objeto de estudio.

Para José Martí, a quien sus contemporáneos le llamaron Apóstol, el ideal de hombre se refiere tanto al individuo como al pueblo. Del análisis de contenido de la obra de se concluye que la característica más reiterada de su ideal de hombre es la orientación social, el altruismo, el sentido del deber social, el amor, la bondad, el desinterés, lo cual marcha pareja a su rechazo al egoísmo, al afán predominante de riquezas materiales que encontró en el hombre y en la sociedad norteamericanas.
Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre (t. IV, p. 270).

Existe en la obra de José Martí una clara defensa de la dignidad de los seres humanos y un desvelo perpetuo por el bien, por la justicia, por la verdad, la honradez y la solidaridad. Estos elementos son para él convicción, presente en su obra y base práctica en su actuación.

En segundo lugar, la característica más reiterada en cuanto al individuo es su creatividad. Esto no ocurre respecto al pueblo, a la nación, pero no debe olvidarse que expresó: "Quien quiera pueblos, ha de habituar a los hombres a crear" (t.VIII, p. 15).

En tercer lugar, tanto para el individuo como para el pueblo, reiteró el rasgo de la independencia, de la autodeterminación, de la libertad, de la democracia.

Según (Hinojosa, 2011) el adecuado y sistemático empleo de la obra de José Martí influye de manera positiva en la educación de una cultura integral. Debe ser reconocido los aportes de Fajardo (2010); Pestana (2013); Pestana et al. (2014) que profundizaron en el valor de la obra del Apóstol para el estudio y conocimiento de la Historia, en el nivel medio de educación.

Es inagotable la obra de José Martí en relación a su potencialidad para educar la identidad nacional. Esta apreciación suya sobre la patria, se asume en esta tesis como idea rectora para el entendimiento del alcance y significación de este concepto en su obra. Esta idea debe estar presente en la comprensión de las bases históricas, éticas y cívicas de la nación cubana. El 26 de enero de 1895, publicó en el periódico Patria:
Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más de cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria (…) Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer (t. V, p. 468).

En esta visión de José Martí se aprecia la relación dialéctica entre lo local, lo nacional y lo universal. Solamente se trasciende a una visión o a un alcance universal, desde las entrañas de lo local. “Mejor sirve a la patria quien le dice la verdad y le educa el gusto que el que exagera el mérito de sus hombres famosos” (t. V, p. 133).

Sustentó la necesidad del conocimiento de la historia y la cultura, como vehículo inspirador de afectos y sentimientos por lo propio, por el fomento de la identidad. Tuvo muy presente la complejidad de su tiempo, un tiempo de transición, de cambios y reajustes. Señaló el Apóstol que:
se vive: en época de tantas mezclas como la de ahora, donde los pueblos copian desmedidamente lo de otros, sin ceñirse a sacar del estudio del ajeno, aquel conocimiento de la identidad del hombre, por el que las naciones, aun rudimentarias, han de perfeccionarse y confundirse, sino bebiéndose por novelería, o pobreza de invención, o por dependencia intelectual, cuanta teoría, autóctona o traducida, sale al mercado ahíto. (t. V, p.189)

La defensa de la autoctonía y la originalidad en las prácticas y el consumo cultural es un postulado muy claro de José Martí que identifica su noción de Cuba, del proyecto de nación que piensa y por el que lucha sistemáticamente. Sus esfuerzos en cada país que visitó lo llevaron a conocer proyectos culturales y proyectos reales de transformación social, que en todos los casos están anclados sobre el mejoramiento del pueblo y de sus condiciones de existencia: paz, trabajo y libertad.

Completa el entendimiento del potencial que se localiza en la obra de José Martí para educar la identidad nacional, la clarificación del papel que ejerce en su pensamiento la naturaleza. Esta es base de su creación, de su inspiración y su idea de la perfectibilidad humana.

La inspiración de José Martí es deudora de lo natural, como lo fue también para José María Heredia. Es portadora de ímpetu creador, de contemplación de las bellezas del campo cubano y recreación de las mismas, reflejadas en imágenes estéticas de alta elaboración. Es, además, fuente de conocimiento una fuerza que propicia el mejoramiento humano: “acerquémonos a la gran Madre; abramos el gran libro, cuyas páginas han escrito los siglos, cuyos actos y hechos son océanos, cuyo conocimiento augusto se pierde en lo intangible e invisible” (t. XIX, p. 361).

Teniendo en cuenta la idea anterior se definen potencialidades instructivas y educativas de la obra de José Martí, como los valores cognitivos y educativos, éticos y estéticos que como expresión de su profunda esencia humanista, caracterizan la multifacética obra del Apóstol y condicionan, desde su trascendencia, la influencia educativa del valioso legado contenido en ella, y en consecuencia, su contribución a la formación integral del ser humano sobre la base de la unidad de la instrucción y la educación.

Martí fue el revolucionario cubano más destacado del siglo XIX, su ideario político y monumental obra literaria trascendieron los límites del tiempo, previó lo que sería el fenómeno imperialista, fue uno de los máximos defensores de la identidad cultural al definirla en el seno de la cultura latinoamericana.

En el contexto de su obra puede comprenderse que cuando el Apóstol hablaba de amor, de altruismo, se refería en primer lugar al amor a la Patria, aunque también habló del amor a los demás, de hacer el bien, de ser bondadoso, del amor a los humildes y a los más necesitados y de la unidad e identidad de la Patria y la Humanidad. En su empeño por liberar a Cuba su ideal fue forjar patriotas, poner el amor a Cuba en primer lugar pues en él se fundían e integraban el amor a los demás, a los humildes, a Latinoamérica y a la humanidad.

La oratoria como género le posibilitó, a través del magnetismo de su palabra, reflexionar sobre la historia patria, continental o universal. Su personalidad atrayente, su voz armoniosa y sobre todo el fuego interior que lo inspiraba, expresión sincera de su pensamiento, lograron la unión de toda la emigración cubana y permitieron la organización de la guerra del 95.

La profundidad de su visión política expuesta en grandes síntesis, fue comprensible para su auditorio por la pasión que irradiaba su palabra. De dos armas se valió para su propaganda política: de la pluma y de la palabra, de la primera para uso constante en la prensa, artículos periodísticos, cartas, libros, y de la segunda para pronunciar discurso que conmovieran a las fibras más profundas de cuantos los escucharon o de cuantos los han leído en el decursar de los años. Es por ello que es necesario el estudio de su obra, en especial sus discursos en los cuales se muestra una lógica del pensamiento y el sentido, una coherencia en la necesidad de poseer una conciencia diáfana de lograr la independencia y evitar cualquier forma de ataduras.

Otro de los géneros definidos por Martí fue el epistolar, desarrollado con gran maestría y emoción. Así lo manifiesta el Apóstol en las misivas encaminadas a su madre, a sus hermanas, a sus compatriotas y especialmente a María Mantilla.

El epistolario martiano tiene un estilo cuidadoso, detallado y por su manera de expresión se relaciona con el género lírico ya que están cargados de recursos poéticos y literarios, constituyen testamentos éticos, políticos, pedagógicos y humanos, además están cargados de frases que han pasado a convertirse en aforismos que se aplican a distintas situaciones aún en nuestros días.

La lírica fue otro de los géneros cultivados por Martí, la poesía constituye un eje de inspiración para el ser humano y precisamente el poemario martiano, que enriqueció al género lírico en toda la extensión de la palabra. Martí recrea lo mejor de su sensibilidad y fuerza emocional, de sus dotes de creador, así como se evidencia su básica unidad temática con la historia donde se percibe una contextualización del pensamiento martiano en el marco de la profunda conmoción modernista que él contribuyó a iniciar, también se incluyen algunos de sus poemas de gran envergadura por la riqueza de sus ideas y por la originalidad de su expresión.
El ensayo forma parte también de la extensa obra del Maestro. La pasión, preocupación, ansias de libertad y justicia que él sentía por su América, tan similar a la que inspiraba su amada patria, le hizo escribir sobre grandes figuras latinoamericanas que le precedieron, sus contemporáneos y sobre los problemas más acuciantes de ese momento americano. Un clásico en su género es el ensayo “Nuestra América”, en el cual refleja además de su dolor por una nación oprimida, su firme convicción de igualdad y libertad.

Martí también incursionó en la narrativa, el teatro y la crítica literaria. De estos géneros está la novela “Lucía Jerez”, conocida también como “Amistad Funesta”, en la cual se refleja la vida guatemalteca que conoció el autor y en la que se aprecian notas autobiográficas, un extenso diálogo que impulsa el desarrollo de la misma a través de personajes un poco ficticios según el autor. Su aporte al género dramático lo constituyen “Abdala”, drama poético escrito en su adolescencia y las piezas teatrales “Adúltera” y “Amor con amor se paga”. En ambas se proyectó con el mismo enfoque moderno que imprimía a todos sus escritos; sus acertados enjuiciamientos literarios siempre dirigen a la alabanza y la censura eficaz como la señalara.

 

Conclusiones
La atención a las problemáticas relacionadas con la cultura, el consumo cultural y la dinámica de los factores influyentes en la educación de la identidad son objeto de atención por varias disciplinas científicas.
José Martí Pérez, el más universal de los cubanos, alcanza tal notoriedad por ser, ante todo, un revolucionario en todas las facetas en las que incursionó. Su obra fue escrita para ser leída en relación a las contradicciones de su tiempo, el alcance y trascendencia de las mismas, se proyecta hasta la actualidad y se presenta con un discurso problematizador de esta época en relación con el sentido de lo humano, la autenticidad de la cultura, la originalidad de la creación humana relacionada con su entorno y con su herencia, así como la relación del individuo con la sociedad y con la naturaleza.

Cada tema abre un abanico de posibilidades de ser contenido de los programas de estudio en los diferentes niveles educativos, lo cual propicia la comprensión y la valoración múltiple sobre diferentes problemáticas que debían estudiarse a diario en la escuela, ya que contribuyen a subrayar la razón de ser y el apego a la tierra en que se nace.   

 

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