Vol.1 Nro. 1 (2021) págs.[I - VI] https://www.riied.org

La educación en América Latina, cambiar o perecer

Education in Latin America, change or perish

Educação na América Latina, mude ou morra

Editorial

Elmys Escribano Hervis 1

Universidad de Matanzas, Cuba

https://orcid.org/0000-0003-0050-0649

escriba2003@gmail.com


Cómo citar el artículo:
Escribano-Hervis, E. (2021). La educación en América Latina, cambiar o perecer. RIIED, Vol. 1 (1), 1-6



Cada época condiciona de modo singular el sentido de las relaciones humanas y sus prácticas culturales. La cultura integra, como hecho dinámico e irrepetible, el sistema de actividades humanas y sus relaciones con la naturaleza y la sociedad, el sistema de influencias que dinamiza la vida y las diversas expresiones de la espiritualidad, las normas de comportamiento y valores, entre otros aspectos.

El dinamismo de estas influencias determina en gran medida el contenido de la educación, así como la percepción del rol de la ciencia, las tecnologías y sus significados sociales. Le evolución de estas actividades y su valorización han estado apegadas al condicionamiento que le ofrece la cultura en el decursar de la historia.

De acuerdo con la Enciclopedia Philosophica (s.f.), la cultura es una creación específica y exclusivamente humana. Esta fuente sostiene que la creación cultural está posibilitada por la plasticidad biológica del hombre, que constituye el correlato somático de la inteligencia y la libertad. Subraya la referida enciclopedia que no existe ningún factor a nivel de programación genética que determine el estilo de vida individual o social del ser humano, ni que fije de modo irresistible en una u otra dirección su comportamiento, lo cual lleva a resaltar con justeza el rol de la actividad y la comunicación en la confirmación del ser en su contexto de relaciones. No habría cultura si no existiesen los hombres, tampoco existirían seres humanos sin cultura, porque el hombre la necesita para sobrevivir biológicamente y para desarrollarse de acuerdo con su naturaleza corpóreo-personal. La cultura es la raíz de lo humano; y, por otra parte, es la mejor expresión de su creación. La educación, la escuela y la vida se nutren incesantemente de la cultura.

La historia de la humanidad reconoce hitos importantes en materia de creación o inventivas que revolucionaron la cultura y con ello condicionaron la evolución de la educación, la escuela y el pensamiento educativo. El primero de esos hechos fue la aparición de la escritura. La llamada escritura cuneiforme fue creada en Mesopotamia, como respuesta a la necesidad de contabilizar bienes y hacer transacciones. Desde ese entonces la escritura, amplió su función más allá de contabilizar para asumir la función de recoger o registrar los hechos, sistematizar la memoria y comunicarla con belleza, desafiando con ello la inmortalidad de las obras y los autores. La cultura sustentada en la oralidad imponía una concepción de la educación, un modo de acercarse al conocimiento y de aprender, así como, demandaba al maestro el cumplimiento de un determinado rol. El tránsito de la oralidad a la escritura imprimió un sello particular a la educación a partir del significado de un texto escrito y el discurso a adquirir, asumir y compartir. Esta fue según algunos entendidos la primera revolución para el aprendizaje.

Entre 1435 y 1440 Johannes Gutenberg (Alemania, 1398 - 1468) creó la imprenta. Esto permitió conformar los textos y realizar la impresión de los mismos. Esta inventiva se dedicó a partir de entonces a reproducir y conservar libros. Se transformó radicalmente el scriptorum, que era el lugar donde los monjes dedicaban largas jornadas a copiar e ilustrar los libros. El invento de Gutenberg revolucionó la prensa, el acceso a los libros y al conocimiento. Hasta la fecha, a los libros accedían solo algunos escogidos, especialmente religiosos en las bibliotecas de los monasterios, con este cambio los libros llegaron a la sociedad y a la escuela, propiciando con ello una evolución en el pensamiento educativo, en la organización de la escuela y los métodos para enseñar y aprender. En este acontecimiento se ubica la segunda revolución del aprendizaje.

A partir de fines del siglo XX, se ha ido extendiendo en el mundo a ritmo acelerado el acceso a internet. La humanidad ha entrado en la llamada era digital, lo cual ha impuesto un tipo de cultura que condiciona los nuevos modos para llevar a cabo el comercio, la instantaneidad de la comunicación y acceder a un volumen cada vez mayor de información y conocimientos. Esta tercera invención condiciona de modo favorable la necesidad de reiniciar el pensamiento educativo y la organización de la escuela, así como asumir de modo diferente los roles del maestro que habitualmente enseña y el estudiante que aprende.

Algunos expertos contemporáneos como es el caso del ya desaparecido Ken Robinson critican el hecho de que viviendo en la era digital aun de forma extendida en el mundo se sigue el modelo de escuela que trajo la Revolución Industrial, anclado en una concepción tradicionalista. La escuela, señalan los críticos, no se actualiza a nivel de los tiempos, permanece a la zaga, no enseña contenidos esenciales y en buena medida no prepara en correspondencia con las demandas del siglo XXI. (Robinson y Aronica, (s.f. a; s.f. b).

La educación y la escuela deben brindar una preparación para la vida en la esfera económica que implique la obtención de un empleo. Pero el modelo de industria y de la economía más dinámica de hoy se distancia sustancialmente del modelo de la Revolución Industrial que legó el siglo XVIII. La economía de hoy es una expresión directa del tránsito a la era digital, evidencia la prevalencia de la automatización, donde la producción está condicionada por el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación.

La segunda esfera en la que resulta esencial el cambio es en la cultura, el proceso de globalización universaliza patrones de consumo cultural que impone el denominado mundo de occidente. Es necesario adoptar una escuela y un proceso educativo capaz de vigorizar la comprensión del mundo en su esencia íntegra y compleja, unido a la forja y consolidación de una identidad propia, en la que se funda y enriquezca armónicamente lo local, lo regional y lo universal. Es necesario evitar la “educación líquida” en un mundo también “líquido” como señala Zygmunt Bauman (2005).

La tercera esfera en la que debe centrarse la comprensión del cambio necesario es en el ámbito estrictamente personal. Es necesario trascender la estandarización de la oferta educativa, dicho de otro modo: superar la práctica de a todos, lo mismo. La educación y la escuela deben contribuir a revelar a cada quien sus talentos, capacidades o tipos de inteligencia, propiciar la inclusión y el desarrollo pleno de todos, de modo tal que cada quien se conduzca con autonomía en la vida, sea feliz y se perfeccione de modo constante a lo largo de su existencia.

El contexto de las últimas décadas hasta la actualidad brinda nuevas oportunidades y herramientas a la educación y la escuela en todos sus niveles y tipos de enseñanza: un primer elemento se ubica en el trabajo creativo de los profesionales con la aplicación sistemática de las metodologías activas argumentadas en las ciencias de la educación; un segundo elemento, son los resultados de las investigaciones de las neurociencias que aportan y acumulan saberes esenciales para determinar un cambio hacia el logro de aprendizajes de esencia social regidos por la emoción; y el tercer elemento, dirige la atención a la necesidad de concebir procesos de formación y aprendizajes en entornos virtuales, para lo cual es preciso también una fundamentación multidisciplinar pertinente desde varios campos del saber que tributen al conocimiento del hombre, sus relaciones y la necesaria interacción social.

Los países habían avanzado en los últimos años en el establecimiento de políticas y programas para la inclusión de las TIC en la escuela. El grado de concreción o éxitos en la implementación de esas políticas ha sido diverso, pero constituye sin dudas una potencialidad extraordinaria para concebir procesos de formación sobre nuevas condiciones y basamentos.

La aparición en el mundo occidental a inicios de 2020 de la pandemia provocada por el COVID-19, ha hundido a la mayor parte de las naciones en una crisis sin precedentes. La crisis es sistémica y multivariada comenzando por socavar las economías en sus diferentes manifestaciones: economías productivas o economías basadas en los servicios. Los sistemas sanitarios y los sistemas educativos han sido severamente impactados por la crisis y aun no se reponen.

En un análisis realizado por (Saavedra y Di Gropello, 2021), se señala que en febrero de 2021:

alrededor de 120 millones de niños en edad escolar habían perdido o corrían el riesgo de perder un año completo presencial del calendario escolar debido a las medidas para contener la pandemia, de acuerdo a un nuevo informe del Banco Mundial, “Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños. Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe”.

Y si bien los gobiernos intentan llegar a esos alumnos a través del aprendizaje en línea y otras soluciones multimodales, demasiados están quedando a la vera del camino. Las escuelas y las familias a menudo no estaban preparadas para llevar a cabo esta transición. Por ejemplo, solo un 77 por ciento de los alumnos de 15 años en la región tiene acceso a Internet en el hogar, y este problema es mucho más pronunciado entre grupos desfavorecidos.

La situación antes descrita ha agudizado la crisis educativa de la región, que se manifestaba con indicadores muy desfavorables desde antes de la pandemia, ocasionada por crecientes índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social, según señala la CEPAL (2020).

Por su parte, la UNESCO ha identificado grandes brechas en los resultados educativos, que se relacionan con una desigual distribución de los docentes, en general, y de los docentes mejor calificados, en particular, en desmedro de países y regiones con menores ingresos y de zonas rurales, las que suelen concentrar además a población indígena y migrante (CEPAL-UNESCO, 2020); (UNESCO, 2016); (Messina y García, 2020).

El impacto previsto de la pandemia sobre el aprendizaje y los demás resultados educativos es pasmoso y tremendamente desigual. La región de América Latina y el Caribe enfrentaba una crisis de aprendizaje incluso antes de la pandemia. La pobreza de aprendizaje, definida como el porcentaje de niños de 10 años incapaces de leer y comprender un relato simple, ya era muy elevado en la región, con 51 por ciento. Además, la región ya exhibía la mayor desigualdad a nivel mundial en acceso a una educación de calidad por parte de los alumnos (Saavedra y Di Gropello, 2021).

¿Cuánto o cuan profundas y sistémicas serán las afectaciones sobre el desarrollo pleno de los seres humanos que hoy están en edad escolar en la región latinoamericana o que se aprestan para iniciar tal etapa en sus vidas? ¿Cómo sobrellevar ese pesado lastre en el período pospandemia? ¿Qué políticas públicas activar para superar tan desfavorables saldos? ¿Se continuará apelando a la manida fórmula del aprendizaje pasivo tradicional estandarizado, o se transitará a una educación de calidad para todos superando las enormes brechas de desigualdad en el área? ¿Qué cambios requiere el desempeño del personal docente en vínculo directo con las familias y la comunidad más cercana a la institución educativa? ¿Qué rol le corresponde en este contexto a la investigación educativa? Se pudieran enumerar decenas de interrogantes con el fin de repensar y reconfigurar el destino de la educación y la ciencia en Latinoamérica.

Un último dato puede resultar aleccionador, el incierto futuro y el dudoso cambio sustancial en la región para estas esenciales y decisivas esferas de la vida y la cultura estaba siendo comprometido desde antes de la pandemia: la tendencia del porcentaje del PIB dedicado a inversión en investigación y desarrollo desde el 2014 al 2018 se describe en descenso (Schneegans et al., 2021). Sin investigación e innovación no se generan oportunidades de desarrollo. Latinoamérica está urgida a una transformación radical en este orden.

En este complejo y crítico panorama de la región aparece la Revista Iberoamericana de Investigación en Educación (RIIED) con el propósito de divulgar los resultados de la investigación en el sector educacional y experiencias en el trabajo de la educación, desde el nivel inicial hasta la educación superior.

Es cada día más necesario para los países de la región el estímulo de la investigación científica, la cultura científica y la innovación a nivel social. Ello implica la concepción de políticas públicas coherentes tendentes a sostener y elevar progresivamente los presupuestos dedicados a la investigación y la innovación, debe concebirse la formación creciente de investigadores y establecer sólidos lazos colaborativos de las universidades de la región con el sector empresarial y productivo, así como de los servicios, para afianzar estrategias efectivas en ese orden. Los países pobres necesitan esto más que ningún otro.

En todos los casos se requiere del estímulo a la investigación, la innovación y a la generación de conocimiento que requiere ser socializado, en espacios congruentes con los principios de la denominada ciencia abierta. RIIED se propone incentivar la socialización de las experiencias investigativas como espacio de estímulo al desarrollo que distinga la ciencia con autonomía y sustentabilidad para la región.

Se comparte la percepción de (Saavedra y Di Gropello, 2021), al reconocer que la COVID-19 debe ser una oportunidad para transformar los sistemas educativos y desarrollar una nueva visión en donde el aprendizaje incluya a todos, en todos los contextos. Los sistemas educativos de la región deben ser repensados sobre la base de la inclusión. Debe manifestarse una sólida voluntad política en función de lograr una educación de calidad para todos, será también muy necesario jerarquizar la inversión financiera en educación para situar los recursos en fusión del desarrollo con equidad y sostenibilidad.

 

Referencias bibliográficas :

Bauman, Z. (2005). Liquid modern challenges to education. Diegoan

CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2020). América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: efectos económicos y sociales. Informe Especial COVID-19, N° 1, Santiago, 3 de abril. CEPAL.

CEPAL-UNESCO (2020). Informe COVID-19. La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19 . CEPAL-UNESCO.

Messina, D. y García, L. (2020). Estudio diagnóstico sobre docentes en América Latina y el Caribe. Documento de Trabajo. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Philosophica. (s.f.). Philosophica: Enciclopedia filosófica on line — Voz: Cultura. https://www.philosophica.info/voces/cultura/Cultura.html (DOI): 10.17421/2035_8326_2011_MGA_1-1

Robinson, K. y Aronica, L. (s.f. a). Escuelas creativas. La revolución que está transformando la educación. Grijalbo.

Robinson, K. y Aronica, L. (s.f. b). Encuentra tu Elemento. El camino para descubrir tu pasión y transformar tu vida. Conecta.

Saavedra, J. y Di Gropello, E. (17 de marzo de 2021). COVID-19 y la crisis educativa en América Latina y el Caribe: ¿cómo podemos evitar una tragedia ? Education for Global Development. https://blogs.worldbank.org/es/education/covid-19-y-la-crisis-educativa-en-america-latina-y-el-caribe-como-podemos-evitar-una

Schneegans, S.; Lewis, J. y Straza, T. (eds) (2021). Informe de la UNESCO sobre la Ciencia: la Carrera contra el Reloj para un Desarrollo más Inteligente – Resumen Executivo . UNESCO.

UNESCO. (2016). Informe de resultados TERCE: factores asociados. Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO, Santiago).



[1] Profesor titular del Departamento Pedagogía – Psicología de la Facultad de Educación en la Universidad de Matanzas, Cuba. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Director de la Revista Atenas.